Moscú – la megaciudad
Con más de 12,4 millones de habitantes, la capital rusa es la segunda ciudad más grande del mundo. Pero la megaciudad también establece sus propias normas económicas, políticas, científicas y culturales: además del edificio más alto de Europa, alberga más de 300 iglesias y es el centro de la vida política.
Como parte de nuestros viajes, por supuesto, visitamos el Kremlin y su arsenal, que alberga más de 4.000 objetos expuestos y lleva a los visitantes al mundo de los zares rusos. En particular, las piezas del fondo de diamantes, como el cetro con el diamante Orlow de 189,6 quilates de peso, permiten comprender la inconmensurable riqueza de la nobleza rusa.
Los más de 100 parques de Moscú le invitan a relajarse en el ajetreo de la gran ciudad y le ofrecen la oportunidad de tomar un descanso en el camino.
Suzdal – rica en tradición
Si desea profundizar aún más en la cultura e historia de Rusia y disfrutar de maravillosos paisajes naturales, le recomendamos nuestro viaje de ida y vuelta al “Anillo de Oro”, donde también visitaremos Suzdal, una de las ciudades más antiguas de Rusia.
Un Kremlin también se puede encontrar aquí: Su Catedral natal de la Madre de Dios con sus cinco impresionantes cúpulas azules y el Monasterio del Redentor Euthymios han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1992. Por cierto, el complejo del monasterio no sólo es famoso por su colección de libros históricos: desde finales del siglo XVIII hasta la década de 1950 también sirvió como prisión para personas perseguidas política y religiosamente y formó parte de los infames gulags durante la Segunda Guerra Mundial.
Yaroslavl – el milenario
En septiembre de 2010, al noreste de Moscú, la ciudad celebró su 1000 aniversario, convirtiéndose en uno de los puntos de asentamiento más antiguos de Rusia Central. Pero Yaroslavl, que fue la capital de facto del imperio zarista durante varios meses a principios del siglo XVII, también desempeñó un papel cultural importante. El pintoresco casco antiguo, con sus numerosas iglesias y el Monasterio de la Declaración del Redentor, es un claro testimonio de ello.
También merece la pena visitar la bien conservada red de carreteras de los siglos XVIII y XIX, que está rodeada de edificios principalmente clasicistas y que también es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
*INFO. SATO