Quien visita Funchal no queda indiferente ante su belleza y la hospitalidad de su gente. Son muchos los lugares para visitar en esta ciudad con más de 500 años de existencia y, algunos, son realmente para no perdérselos. Capital de la Región Autónoma de Madeira y situada en la costa sur de la isla, en una bella bahía con el mismo nombre, Funchal tuvo su primer foral a mediados del siglo XV, estando el origen de su nombre en el funcho, término portugués para hinojo, hierba aromática muy común en esta región.
Primero con el comercio de caña de azúcar y de banana y, después, con el Vino de Madeira, Funchal se convirtió en un importante puerto comercial y parada obligatoria en los viajes de expansión marítima. También debido a su clima agradable todo el año, desde hace mucho se convirtió en uno de los destinos preferidos de la élite europea.
Llena de historia, cosmopolita y con una fantástica vida propia, actualmente Funchal tiene mucho que ver y admirar, empezando por los cascos históricos de sus pueblos, como los de São Pedro, Santa María o la Sé (Iglesia Mayor), que invitan a agradables paseos. Funchal presenta también un fuerte componente cultural que incluye espacios museológicos y culturales de igual interés.

No debe perderse el Mercado de los Labradores (Mercado dos Lavradores), donde los sabores y aromas de las frutas y flores se mezclan con la agitación habitual de un mercado.

Funchal se conoce como un “jardín a orillas del mar”, por lo que no podemos dejar de mencionar sus espacios verdes, como el Jardín Botánico o el Jardín da Quinta do Palheiro Ferreiro, ambos con plantas procedentes de todos los rincones del mundo.

Nada mejor que un viaje en teleférico para observar mejor la belleza de la ciudad y su entorno, pudiendo optar por el teleférico que conecta el Monte con el Jardín Botánico o con el centro de la ciudad. Una vez en el Monte, es obligatorio dar una vuelta en el “carro de cesto”.  De vuelta al centro de la ciudad, podemos pasear por la Marina do Funchal, y aprovechar para observar los veleros y, más al frente, los navíos de crucero, procedentes de los parajes más diversos.  La oferta de eventos y actividades turísticas es constante a lo largo del año, entre las cuales destacan el Carnaval, la Fiesta de las Flores y las festividades de fin de año. Pero existen muchas otras actividades: golf, tenis, buceo, pesca deportiva y paseos a caballo o en barco siempre son buenas sugerencias. Debemos destacar también el gran número de terrazas y restaurantes en los lugares históricos, donde podemos refrescarnos con una bebida o simplemente deleitarnos con los sabores típicos de la región. 
Sea cual sea la opción, podemos relajarnos y aprovechar los encantos y condiciones magníficas que ofrece esta ciudad. Y descubrir la hospitalidad del pueblo madeirense en la variada oferta de calidad de las unidades hoteleras que hace sentir como en casa.



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