Asomada al río Avon, Bristol es uno de los tesoros más increíbles del sur de Inglaterra. Ciudad marinera por excelencia -es la cuna del pirata Barbanegra y del genial ingeniero Isambard Kingdom Brunel, el padre del puente colgante de Clifton y del SS Great Britain, dos atracciones más imprescindibles-,
Bristol se ha convertido en las últimas décadas en una de las urbes más apasionantes del país.
El Bristol International Balloon Festival, el festival aerostático más importante de Europa, llena de color los cielos de la ciudad con más de 130 globos; y su increíble colección de parques y jardines -más de 450-, sus centenares de kilómetros de senderos, y sus excelentes restaurantes y mercados de productores - ¡no te pierdas el de St Nick’s- hicieron de Bristol la Capital Verde de Europa en 2015. Bristol está excelentemente comunicada por carretera, tren y avión.
El Aeropuerto de Bristol tiene vuelos directos a más de 125 destinos de todo el mundo, entre ellos Alicante, Barcelona, Madrid, Málaga y Palma. Llegar al centro de Bristol desde el aeropuerto es muy rápido y sencillo con el Airport Flyer Express, que sale cada diez minutos en hora punta.
El trayecto hasta el centro de la ciudad dura unos treinta minutos. Al hallarse en la intersección de las autopistas M4 y M5, Bristol está muy bien comunicada por carretera con Londres, de la que la separan 190 kilómetros por la M4.
La estación de ferrocarril Bristol Temple Meads es la más importante del oeste de Inglaterra, con trenes directos a Londres, Manchester, Birmingham, Escocia y Gales. Los trenes a Londres llegan a la estación de Paddington y tardan aproximadamente 1h 40’. Puedes viajar en tren a Bristol desde Londres con un Britrail England Pass.



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